El Concilio Vaticano II, prescribió para la Cuaresma: “El doble carácter de la Cuaresma que, sobre todo mediante la renovación o la preparación al Bautismo y mediante la penitencia, dispone a los fieles para la celebración del Misterio Pascual con la escucha más frecuente de la Palabra de Dios y la oración más intensa, se ponga en mayor evidencia tanto en la liturgia como en la catequesis litúrgica…..
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